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Plague Mass

"La más profunda contribución musical que jamás se hizo en apoyo a la comunidad de enfermos de SIDA".                                             The Observer

 

“El poder llama diablo a la verdad que se lo cuestiona. ¿Cantar con muchas voces, en muchas lenguas, desde muchos rostros es ser el diablo? Es falso que tengamos una sola voz. Yo canto las voces que escucho dentro, pero soy testigo antes que cantante, y testigo en griego se dice martiryon.”

Diamanda Galás

Por Michael Flanagan

Presidente de la Fundación de documentos, publicaciones e investigaciones sobre el SIDA, San Francisco, Enero de 1991.

 

En Diciembre 10 de 1989, Diamanda Galás fue arrestada junto con un grupo de activistas llamado ACT-UP,  en la Catedral de San Patricio (Nueva York) por conducta desordenada, interrumpir un servicio religioso, resistirse al arresto y allanamiento criminal.
 

En octubre 12 y 13 de 1990, lleva acabo la Misa de la Plaga, en la catedral de San Juan el Divino, la segunda catedral más grande del mundo. Las proporciones épicas de esta presentación, no podrían ser consideradas como exageradas. Diamanda emerge frente al altar, con su pecho descubierto. Detrás un crucifijo iluminado. El introito con el título  “¿Fuiste un testigo?”, contiene textos como: “¿Estuviste ahí cuando ellos crucificaron a mi señor?”, invitaciones a la acción como:
 

“Nosotros que hemos muerto, no descansamos en paz. No habrá descanso hasta que la pelea haya terminado”.

 

Su multi-octavada voz, canta de  ángeles y demonios que advierten de los peligros de la resistencia, al mismo tiempo que persuade a las personas con SIDA para actuar de la mejor manera ante su muerte. En el Anti- Kyrie, “Esta es la ley de la plaga”, sobre un escenario iluminado con velas, pone en evidencia a aquellos que condenan a las personas con SIDA con juicios morales e histeria. Una de esas voces ( la de un juez sin compasión) grita y maldice con la palabra “Impuro” que de inmediato llena la catedral, mientras que la luz roja y el humo llenan el ábside. Esta pieza que proviene del Levítico (antigua ley cristiana), se refiere a una sociedad basada en juicios y no a la compasión de la salvación. El trabajo de Diamanda ha sido interpretado por algunos como satánico. Aquí, como sea, Diamanda no está en contra de una deidad considerada amorosa y compasiva. Se trata de un Dios malévolo, de lo injusto y mezquino. Es por eso  por lo que alza su voz. Diamanda se identifica con el “enemigo” (como el demonio es llamado a veces) de este Dios. Ha capturado y expresado el verdadero significado de la palabra hebrea “Satán”,  como acusador y oponente.
 

Un mensaje de esta Misa es que en el mundo sin redención, la persona que está injustamente acusada debería rebelarse. Este mensaje está presente en el gospel, “I Wake up and I See the Face of the Devil” y en el  “Confessional”, el cual confronta a los clérigos que desean “purificar” a los enfermos de SIDA.

 

“En esa casa no hay tiempo para la compasión, sólo existe tiempo para la confesión”

 

En su epístola, “¿How shall Our Judgement be carried out upon the wicked?”, hay un llamado a las armas, de ir en contra  de aquellos que intimidan y castigan a las personas con SIDA. De textos extraidos del libro de las Revelaciones y de Malcom X, ella canta acerca de un sangriento Armageddon.

 

“¿Cómo podremos cargar con nuestra sentencia?

Por todos los medios necesarios

No debemos permanecer callados

El fuego se alzará frente a nosotros

Y quemará a nuestros enemigos”

 

La consagración le sigue a la epístola, Durante la Consagración (interpretada en la parte frontal del escenario) el escenario es bañado con luces rojas. Mientras Diamanda canta “Hoc est signum corpus meum” (Este es mi cuerpo) y “Hoc est signum sangre meum” (Esta es mi sangre) un coro de voces grabadas hacen eco, ella cubre su cuerpo con sangre, mientras las campanas suenan. La consagración retrata la transformación de la persona con SIDA en Cristo, la víctima que ha sido sacrificada por los clérigos a través de sus creencias, busca la salvación.

 

El ofertorio de esta Misa, es un llanto de desolación en medio de la injusta aflicción.

“Lamentaciones” es un ruego en donde el Nuevo Testamento, refleja variadas escenas de hospitales.

 

“Mi carne y mi piel  han envejecido:

El ha roto mis huesos…

El me ha llenado de amargura,

El me ha embriagado con ajenjo”

 

El ofertorio continúa con “Sono l´Antichiristo” del disco “The Divine Punishment”. Un trabajo que escupe veneno y bilis en los ojos del Dios del falso acusador. Es un trabajo en el cual uno puede perderse y considerar esto como algo satánico. Tiene que entenderse hasta en el estudio más superficial de su trabajo, que ella no canta en contra de una deidad bondadosa y compasiva. Se levanta en contra de un Dios malévolo e injusto.

En este trabajo, ella clama epítetos que son lanzados y devueltos al acusador:

 

“Yo soy la señal

Yo soy la plaga

Yo soy el anticristo”

 

Es por eso que hace un llamado a los que han quedado indefensos por las acusaciones, a retornar con igual fuerza, a defenderse de igual manera de aquellas acusaciones.

 

“Invocation of the Dead”, es la pieza que le sigue, tendría que ser considerada como la esencia del Réquiem de esta Misa. Diamanda Galás canta de manera hermosa. Es de notarse que aunque ella ha sido conocida en el pasado por el uso efectivo y aterrador de su rango vocal, aquí se establece como una de las primeras voces de nuestra era.

 

Aunque ningún tipo de comunión está presenta en esta Misa, la pieza “Cris D´Aveugle: Blind Man´s Cry” debería ser vista como una comunión espiritual, en la cual la audiencia es llevada a sentir la experiencia de morir:

 

“ El martillo golpea mi cabeza de madera…

Mi  calvario aún no termina

Las aves de la muerte están sedientas de mi cuerpo”

 

Siguiendo con la “Comunión”, hay dos piezas que pueden ser vistas como una especie de Himno recesional, “Artemis”  y “Let My People Go”. Ambas nos exigen definir nuestros destinos. Diamanda canta en “Artemio” del disco “Saint of the pit”:

 

“Rosas blancas, ¡caen!  Has ofendido a nuestros dioses,

Caen, fantasmas blancos, desde el ardiente cielo;

El santo en este abismo es más fuerte en mis ojos!”

 

En ocasiones, Diamanda ha sido identificada como el “Enemigo”, así como el demonio es llamado (La palabra Satán, originalmente significa acusador). Parecería seguir una filosofía acorde a John Milton “Es mejor mandar en el infierno que servir en el Cuelo”.

 

La voz de los oprimidos es encontrada en todas las partes de esta Misa, La Máscara de la Muerte Roja.  Pide un respiro en “Let My People Go” del disco “You Must be Certain of the Devil”.

 

“Oh Señor Jesús, aquí están las noticias de los que están allá abajo:

Las ocho piernas del demonio no dejarán libre a mi pueblo”

 

El padre Conrado Balweg (sacerdote y guerrillero en la “Armada Filipina”) ha declarado que la liberación es la esencia de esta Misa. La Máscara de la Muerte Roja es un exorcismo de los falsos e injustos espíritus, una súplica hacia la liberación de una muerte sin sentido, y una oración de poder sobre nuestros enemigos. En todas partes un gran sufrimiento ha sido causado por la adversidad (provocada por el hombre o de forma natural), una voz aparece y demerita el sufrimiento y se opone a la adversidad. La Misa de la Plaga es nuestra voz angustiada. El lugar más certero para esta voz es un santuario como una Catedral y  nuestros corazones.

 






 

 

 

 

 


 

 

 



Por Emma Dors.

 

Diamanda añade otra entrega a la Misa de la Plaga, llamada There Are No More Tickets to the Funeral ("Ya no hay más entradas para el funeral"). La versión definitiva de la Plague Mass se estrenaría los días 12 y 13 de Octubre de 1990 en la impresionante catedral Episcopal de St. John the Divine, en Manhattan, Nueva York. Según Diamanda Galas se trató de una misa solemne para los desheredados en una iglesia que demostró lo que es la auténtica compasión. Tal acontecimiento fue grabado, por supuesto, y la música ha sido publicada bajo el sello Mute Records. Como siempre, la artista recurre a su amplia gama de recursos musicales y su aguda inteligencia.

Se nota su formación pianística clásica, y sus habilidades vocales dignas de los mejores cantantes de ópera del mundo convierten su interpretación en algo memorable sin lugar a dudas. Y por su contenido, al igual que todas sus otras obras, la Misa no deja de ser un revulsivo para la sociedad en general, por su controvertida crítica y su innegable carga que denuncia lo evidente. Pese a las presiones recibidas para renunciar a su proyecto, o al menos suavizarlo, Diamanda no tiene pelos en la lengua y llama a las cosas por su nombre. Lo cual le ha valido ser acusada de blasfema una vez más, especialmente cuando presentó esta obra en Italia, cerca de Florencia.

Dado que diversas partes de la Misa se cantan en italiano, se percibió como una misa sacrílega. Si bien la cantante fue aclamada por sus partidarios, mayoritariamente al tanto de la obra gracias a una revista gay (Babilonia), los representantes del ayuntamiento, presentes en el estreno, se sintieron horrorizados ante tamaña desfachatez. La comunidad aburguesada se consideró ofendida y ultrajada, y los medios de comunicación del momento la calificaron de "voz, sexo y sacrilegio", con titulares como "Furiosa polémica rodea a la artista maldita", "Diamanda, Ida y Vuelta al Infierno", etc. Los políticos del partido demócrata cristiano estaban furiosos, y durante semanas despotricaron contra su impío ultraje a la comunidad y las buenas costumbres. La cantante jamás pretendió ofender a la sociedad italiana, sin embargo. Para ella fue muy triste ver como se malinterpretaba su obra. Cuando menos era de esperar que ésta se toleraría en el contexto de su fama como respetable artista e intérprete de vanguardia. No obstante, los que la habían presentado ante la sociedad italiana, sufrieron las secuelas del escándalo. Diamanda no lo supo hasta más tarde, ya que entonces se hallaba de gira y tras su actuación había abandonado el país.

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