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Foto del escritorDiamanda Galás México

Funeral para el anciano: Repensemos ‘El asilo de ancianos’

Actualizado: 23 ago 2020

Funeral for The Old: Let Us Rethink “The Nursing Home” translation to Spanish by Yaxkin Gutierrez

Funeral para el anciano: Repensemos ‘El asilo de ancianos’ 16 de Abril 2020 Translation: Yaxkin Gutierrez


Hasta el 30 de Marzo, más de 400 de los 15,000 centros de salud de EUA Tuvieron un brote de coronavirus -entre los residentes, el personal o ambos —según indico el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Sin embargo, hay indicios de que esos informes subestiman drásticamente la situación. Minnesota, uno de los pocos estados que hizo públicos los brotes en centros de atención, informó el 4 de Abril que hay 42 centros infectados con COVID-19, a pesar de una tasa de infección relativamente baja entre su población general. Departamento de Salud de Minnesota April 7 2020

Junto con nuestro fracaso y/o negativa de hacer pruebas a los ancianos en Febrero —que residen en asilos, hogares para veteranos y hospitales psiquiátricos- ahora estamos viendo peajes de muertes por COVID-19 completamente inexactos en cada ciudad de nuestro país. Estas cifras de muertes se refieren solo a aquellas personas que viven fuera de un asilo, una prisión, una residencia de veteranos o un hospital psiquiátrico.


En San Diego, por ejemplo, el recuento de muertes es muy bajo, pero la ciudad posee una gran cantidad de asilos de ancianos ¿Porqué este número de muertos no figura entre el número de muertos de la ciudad?


Enormes cantidades de ancianos en asilos estadounidenses han sido infectados; y los muertos a menudo quedan en sus camas, ya que estas instituciones carecen de morgues. Algunas asilos han trasladado a los muertos a otras habitaciones, pero estos asilos se han vuelto extremadamente peligrosos para los habitantes, que están a un metro de distancia de los muertos. Y, por supuesto, esta situación es fatal para los trabajadores esenciales.

El número de muertes en los asilos de ancianos no se ve reflejado en los muertos por COVID-19 de la ciudad.


En Riverside, California, ochenta residentes de un asilo de ancianos fueron evacuados porque no fueron a trabajar las enfermeras ni trabajadores de la salud. ¿Ha podido este asilo de ancianos localizar a los hijos e hijas de los evacuados? Si los separaron en quince diferentes asilos, sus hijos ¿cómo los van a encontrar? ¿Los han encontrado? Los ancianos en los asilos, los hospitales psiquiátricos y las cárceles viven en colonias dentro de la ciudad, colonias para inválidos, que, en realidad, se percibe como si estuviesen fuera de la ciudad: como si vivieran en una isla de leprosos, como Molokai, la isla de Hawai continental; Spinalonga, la isla frente a Grecia; o Carville, Louisiana, nuestra famosa colonia de leprosos. Los leprosos que fueron enviados a estos lugares a menudo fueron arrestados y enviados a la fuerza por el sacerdote o alcalde de la ciudad. La madre o el padre se quedaron despidiéndose del hijo o la hija para no volver a verlos nunca más.


Esta es la imagen actual que existe de las víctimas de los asilos de ancianos. Y esta foto ha existido por décadas. El coronavirus ha amplificado la crueldad de este encarcelamiento, pero también puede darnos la oportunidad de mirar más de cerca a una institución que le ha fallado a quienes amamos . ¿Por qué las familias envían a aquellos que finalmente han merecido su retiro, su lugar en el sol, después de décadas de arduo trabajo, a instalaciones de muerte, a campamentos donde yacen o se sientan en silencio, esperando solo una visita mensual, el olvido y la muerte?


La jubilación, que puede solicitar una persona de 62 años (y el gobierno federal está tratando de aumentar la edad para acceder a ella) es una cantidad muy pequeña de dinero con la que pagará marginalmente una vivienda. No puede cubrir alimentos, suministros para el hogar, transporte,o unas pocas tarjetas y/o regalos en Navidad para los seres queridos. No puede pagar por un arbolito de Navidad. No puede cubrir una visita a la peluquería. No puede cubrir las grandes cantidades de copagos a los distintos geriatras que deben ver. No puede pagar por «una vida» que valga la pena vivir. Solo puede pagar la vida de un prisionero en un pequeño departamento sin mas que con comida enlatada y papel higiénico. No puede pagar por un cuidador.


¿Acaso los ancianos que trabajaron como maestros, camareras, obreros, científicos y enfermeras, y que pagaron impuestos por cincuenta años, lo han hecho solo para naufragar en la vejez? ¿Por qué nuestro gobierno no les proporciona fondos reales? A ellos, en especial , no se les regresan fondos porque ya no son considerados parte de —los principales en el firmamento— (J.Donne)

Con este virus debemos aprender que esas personas somos nosotros. La vida es corta; No podemos escondernos de lo inevitable.

Viven en tierra de nadie, recordando sus vidas anteriores como miembros útiles de la sociedad, ahora, sin presente ni futuro.


Con el coronavirus, aquellos ancianos que no son visitados a travez de una ventana de un centro de salud, no son visitados en absoluto. Se les deja morir solos con el temor diario del virus, en el terror del virus, infectados por el virus y muriendo con el virus como su única compañía.

Por supuesto, los que viven en asilos, son enviados allí porque no hay lugar civilizado donde pueden continuar disfrutando de sus vidas con la asistencia que se merecen. Pero una cadera rota no es una mente rota. Una lesión en la columna no es analfabeta.


Algunas de nuestras mejores mentes son enviadas a asilos de ancianos, donde se deterioran por completo, desarrollan enfermedades del corazón porque no se les anima a hacer ejercicio, demencia porque no reciben visitas o pequeñas cantidades de atención con amor por parte de un personal con exceso de trabajo.


¿Por qué los asilos de ancianos son una sentencia de muerte en vida?

El número gigante de infecciones que los viejos contraen en estos lugares incluye SARM, Colitis seudomembranosa, SARS y muchas otras enfermedades que, con ataques únicos o repetidos, causan la muerte.


El nivel de limpieza en estas instituciones varía, pero generalmente es deficiente. Estas enfermedades prosperan en las condiciones insalubres. Si uno lee sobre los mercados húmedos chinos, caracterizados por animales que corren a través de heces, orina y entrañas, algunos de los cuales han sido expuestos al Coronavirus por murciélagos en una transferencia zoonótica de la enfermedad, uno piensa en un asilo de ancianos.


Hablemos de animales; La mayoría de los humanos veneran a los animales, unos sobre otros, suficientemente como para comerlos. ¿Qué es lo que sucede cuando los humanos comen animales exóticos? ¿qué sucede cuando ponen demasiados cerdos, por ejemplo, en patios sucios antes del sacrificio? ¿qué sucede cuando se apoderan de áreas pobladas por animales indígenas, forzándolos a una población de animales extranjeros con los que no deberían entrar en contacto? los convierten en mascotas para todas las ocasiones; animales exóticos, animales para zoológicos, son contaminación cruzada. de animal a humano a, animal a humano. Los humanos aman a los animales.


En los asilos de ancianos, en los que las sábanas manchadas con heces a menudo no se cambian durante días, en las que se usa la vena incorrecta de un brazo sin ganglios linfáticos, para obtener una muestra de sangre; en el que los instrumentos médicos no esterilizados se pasan de un paciente a otro, en el que los catéteres se aplican brutalmente y no se retiran hasta que el paciente grita, en el que se permite que las infecciones no se traten, incluidas las úlceras de decúbito; las llagas infectadas en manos, pies, piernas y brazos abundan y son causadas por la deshidratación por que los pacientes no reciben tratamiento por estreñimiento severo provocado por una dieta deficiente, la prescripción excesiva de antipsicóticos (medicamentos para el manejo del paciente), anticonvulsivos y prácticamente sin ejercicio.


Usando la manipulación digital para eliminar las heces secas—que es inhumanamente doloroso— y que crea llagas anales y sangrado continuo, por lo cual los pacientes se esconden en los inodoros y por medio de pinzas o cucharas que han guardado cuidadosamente extraen esa materia fecal de su área anal; en el que la peritonitis es tan común porque las heces duras atraviesan la pared intestinal y envenenan el cuerpo; debido al tratamiento tan abrupto que reciben por parte de las enfermeras y los trabajadores esenciales, los cuales pueden tener una carga de 20 pacientes, las ancianos pierden la esperanza ya que son tratados como: los animales mas detestados.


(Los trabajadores esenciales trabajan tres turnos para mantener a su familia, por que se les paga por debajo del salario mínimo y también se les trata como animales, manteniendo el ciclo de contaminación entre el asilo de ancianos y su familia, y de regreso al asilo)


El COVID-19 debe recordarse como La Pandemia del Trabajador Esencial


Los asilos de ancianos son el criadero ideal para el coronavirus. Y estos criaderos han sido ignorados por completo.


Los asilos son una prison para los ancianos.


Tanto los asilos como las instalaciones penitenciarias comparten una proximidad insegura de sus habitantes. A ambos se les niegan mascarillas faciales, guantes, cualquier jabón insustancial, desinfectantes para manos, productos para mantener limpias las camas, sábanas limpias, ropa para dormir limpia, calcetines, cobertores, ropa interior y un tiempo de respuesta razonable a llamadas de urgencia del personal. Una vez más, cualquier personal que tenga que trabajar sin Equipo de Protección Personal son aquellos que saben que van a morir, o no se les ha informado qué van a morir, ni los pacientes ni el personal tienen acceso a las pruebas del Coronavirus; estas pruebas ni siquiera están disponibles para los «ciudadanos» de los Estados Unidos.


Tanto los asilos como las cárceles, en gran medida, son propiedad privada, que pierden dinero si alguno de la población está enfermo o muere. Es mejor no contactar a nadie y seguir ganando dinero con sus cuerpos.


En el peor de los casos, son enviados a hospitales públicos, para que con los impuestos públicos paguen la factura.


En los Estados Unidos y en gran parte de la sociedad occidental, a Los Ancianos se les considera inválidos; se considera que han vivido mas de su vida util para la sociedad y son tratados inmediatamente después del registro, como cadáveres vivos.


No hay estímulo para hacer ejercicio, y esto significa corazones y pulmones que funcionan mal y no pueden combatir la neumonía, la forma más común de muerte entre los viejo es el COVID-9.

En Italia, lo trágico es el número de muertes masivas de ancianos, ya que ellos son en gran parte, la perdida del cuerpo familiar o el centro familiar; el corazón, el hogar, el abrazo, la conciencia, el perdón, la esperanza, el sueño, el amor incondicional. y el legado.

Este sueño se sigue de la mano de la abuela o el abuelo. Los saludos de los italianos se componen de besos, toques, abrazos y exclamaciones. Cocinar con la familia unida y riendo es una constante cercanía, que es la vocalización abierta de una cultura tan experta en cantar porque el idioma es la sonoridad del abrazo, Se puede escuchar la voz italiana por encima de las casas, juntas las unas a las otras.


Esta cultura se verá alterada para siempre como resultado de este virus: ahora la abuela es trasladada por trabajadores esenciales, a una fortaleza de moribundos, para sufrir en soledad hasta la muerte.


Regresemos a Estados Unidos y ¿qué es lo que vemos? De nuevo, el corazón de la familia colocado lejos de la familia, como un inválido, como el apéndice inútil de una familia contratada por la revolución industrial, en la cual cada hombre lucha por sí mismo para obtener una fortuna en el nuevo mundo.


Tenemos un presidente cognitivamente deteriorado, mentalmente enfermo y malignamente narcisista que es responsable de la muerte de decenas de miles de estadounidenses, que no son los menos importantes, los cuales están confinados en todo este país.


Los sociópatas no sienten nada por los demás, pero este presidente ni siquiera es capaz de fingir el mas mínimo interés hacia cualquiera que este enfermo. Es verdad que sus sentimientos por los ancianos son aterradores.


Ha cometido el asesinato de miles en los Estados Unidos al negarse a alertar a la población ante el peligro del virus durante tres semanas, y al negarse a escuchar a sus propios investigadores en Enero, quienes le aconsejaron abastecer sus estantes con pruebas y equipos médicos apropiados para una pandemia respiratoria: ventiladores, EPP, camas de hospital, entre otros cosas.


Se ha negado a tener un compromiso no partidista fluido y transparente con los gobernadores de cada estado, ha amenazado con despedir al Dr. Fauci y ha cancelado los fondos para la Organización Mundial de la Salud, en un momento de rabia infantil, poniendo en riesgo la pausa sanitaria y las investigaciones necesarias a nivel mundial.


El asesinato continuo y premeditado de nuestra población debe colocarse legalmente a los pies de este presidente.


Mientras tanto, hay muchos replanteamientos disponibles para muchos de nosotros. Debemos apelar a nuestros gobiernos federales, estatales y municipales para que subsidien de manera justa a nuestros trabajadores más antiguos. Imaginarnos en sus lugares, si eso es lo que se necesita. Debemos repensar como tratamos a aquellos que sostienen nuestro amor y nuestros legados en sus pechos y suspiran: «¿Recuerdas cómo era cuando estaba vivo?»


– Diamanda Galás

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